Repercusiones físicas y también sicológicas son las que tiene un incendio de estas características en la población afectada. Se trata de manifestaciones que se extenderán mientras dure la catástrofe y otras que aparecerán como secuelas.
Para el Jefe de la unidad de Psicotrauma del Hospital del Trabajador, Rodrigo Gillibrand, hay que hacer frente a la emergencia no minimizando la gravedad de lo ocurrido. En este sentido, recomendó que a los niños y adultos mayores, se les debe informar acerca de lo que sucede, explicarles lo complicado de la situación, “intentar modular las respuestas emocionales extremas, o en su defecto, que otro adulto tome el rol de figura de protección transitoria para el niño, mientras el adulto afectado retoma ciertos niveles de serenidad, hay que intentar darle seguridad a los niños”. Recalca que “es muy importante que los niños sepan la verdad de lo que está ocurriendo, pero que cuenten con la seguridad de que saldrán adelante. Se recomienda la generación de rutinas en los albergues, la organización, ello les entregará seguridad y tranquilidad”, afirmó Gillibrand, quien además insistió en que no se debe exponer a los pequeños a imágenes muy dramáticas.
Con respecto al conjunto de afectados, el especialista aseguró que ellos mismos son fundamentales para salir adelante “Los damnificados no son víctimas pasivas, son agentes activos en su recuperación, es importante que cuenten unos con otros, que logren compartir sus experiencias por fuertes que éstas sean para sanar y amortiguar el dolor que significa la pérdida del hogar”.
Como sociedad la recomendación es generar apoyo y contención hacia los damnificados, porque el impacto de una catástrofe de este tipo se extiende no sólo directamente a los damnificados, sino que en otro grado a sus familiares, a voluntarios, a la prensa etc.
Según el siquiatra, cerca de un 15% de los damnificados podrían desarrollar síntomas que ameriten tratamiento especializado, la más grave de estas complicaciones es el estrés postraumático. “De ahí que es fundamental estar atentos y prevenir a tiempo síntomas como alteraciones en el sueño, angustia y llanto desmedido”, recomendó el especialista del Hospital del Trabajador.
Recomendaciones ante cuadros respiratorios
Por otra parte y ante la gran cantidad de humo que invadió Valparaíso producto del incendio que comenzó el sábado pasado, el médico broncopulmonar del Hospital del Trabajador, Carlos Villafranca, entregó recomendaciones para estar atentos a la salud de las personas afectadas, principalmente frente a cualquier síntoma respiratorio como tos, ahogo, etc.
En lo inmediato y en el caso de quienes realizan remoción de escombros, recomendó el uso de mascarillas, pero también preocuparse de la hidratación: “las personas expuestas a un incendio en lugares abiertos y ventilados, pero con gran carga de calor y humo, se arriesgan a una deshidratación e inflamación de las vías aéreas. Ambos efectos pueden tener mayor repercusión en los enfermos respiratorios crónicos, en la población infantil y adultos mayor”, aseguró el especialista.
Con respecto a la población de riesgo que se encuentra en albergues, Carlos Villafranca reparó en la especial atención que hoy más que nunca deben tener: “es muy importante que esta población de mayor riesgo reciba adecuada hidratación, abrigo y atención primaria, ya que muchos pacientes respiratorios crónicos y niños han perdido sus medicamentos y es necesario detectarlos en forma oportuna para prevenir complicaciones bronquiales obstructivas e infecciosas secundarias al evento inhalatorio por humo”.
Hasta ahora cerca de 10 mil personas han tenido que evacuar sus viviendas ante el incendio que ha consumido más de 500 casas y que sigue rebrotando en algunos sectores. La autoridad sanitaria confirmó la atención de más de 500 pacientes ambulatorios en el Servicio de Urgencias del Hospital Carlos Van Buren de la ciudad puerto, la principal causa son cuadros respiratorios producto de la inhalación de humo.