Efrén Rodríguez ingresó al Hospital del Trabajador ACHS con quemaduras en más del 30% de su cuerpo, después de sufrir un grave accidente laboral. Sus brazos fueron los más afectados, tanto así que debieron amputarle ambas extremidades. El caso era complejo, pero gracias al apoyo del equipo médico que lo trató, ha logrado importantes avances en su rehabilitación.
Efrén es colombiano, tiene 50 años y prácticamente toda su vida trabajó operando líneas de alta tensión. Nunca había sufrido un accidente, hasta el año pasado donde tres descargas eléctricas lo dejaron inconsciente y le provocaron quemaduras en todo su cuerpo, especialmente en sus brazos y manos.
Al llegar al Hospital su diagnóstico era grave y debido al nivel de las quemaduras, los especialistas decidieron amputarle ambos brazos. “Perdí el conocimiento en la ambulancia camino al Hospital, desperté del coma y no tenía mis extremidades. Lloré por eso varios días seguidos”, cuenta.
Caso Complejo
“El caso de Efrén fue muy difícil para nosotros” cuenta Ricardo Roa, cirujano plástico y jefe del departamento de cirugía plástica y quemados del Hospital. El estado de sus extremidades era muy delicado, por lo que el equipo médico dedujo que el proceso de rehabilitación sería complejo. “En casos como este se debe tener una mirada ampliada de futuro y poner el foco en la reinserción laboral y social. Aquí lo que hicimos desde el primer minuto fue poner a disposición al equipo de rehabilitación y de terapia física y ocupacional”, agrega el especialista.
Efrén se sintió contenido y apoyado desde que ingresó al Hospital, sobre todo en el momento en que se le instalaron las prótesis en ambas extremidades. “Los terapeutas se han preocupado de enseñarme muchas cosas y han sido un apoyo fundamental. Estoy aprendiendo a usar bien los aparatos y espero poder ganar mayor autonomía con ellos y no necesitar tanta ayuda para vestirme, para comer o para hacer otras cosas simples”, señala.
Este proceso ha sido muy intenso para Efrén, ya que en ocasiones todavía le cuesta verse y darse cuenta que no tiene sus brazos y que en reemplazo debe usar prótesis. “Intento que el ánimo no decaiga y trato de mirar para adelante. Me tocó vivir así y voy a salir adelante”, afirma.
Volver a desenvolverse en sociedad
“Cuando a un paciente le amputan sus extremidades, siente que le amputan la vida y es muy complejo darle una vuelta positiva”, explica el Dr. Roa. “Efrén después de muchas dificultades ha logrado reinsertarse socialmente y está esperanzado en las próximas etapas de rehabilitación”.
Las secuelas emocionales de un accidente de este tipo son profundas y también se manifestaron en Efrén. “Al principio me mantenía encerrado en mi casa. Salía a la calle y la gente me quedaba mirando y yo me preguntaba si acaso nunca habían visto a una persona sin sus brazos. Era un bicho raro”, cuenta. En ese proceso el uso de las prótesis marcó una diferencia, porque le otorgaron mayor independencia y le permitieron desenvolverse de mejor forma con su entorno. “Ahora ya no me importa tanto que la gente me mire”, aclara.
Para lograr los avances de Efrén, fue necesario además contar con un equipo de salud mental que lo respaldara. “Hay que tener en cuenta que el hecho de que fuera extranjero lo hace contar con menos redes de apoyo, salvo su círculo más íntimo, lo que también afecta su rehabilitación. El impacto psicológico de un hecho así es muy fuerte para él y su entorno, y por eso una de las partes complejas ha sido darle una mirada positiva a su vida después del accidente”, comenta el Dr. Ricardo Roa.