En los tiempos que corren, uno de los desafíos de todo trabajador es lograr el balance perfecto entre las obligaciones del trabajo, la vida personal y aquellos compromisos familiares en los que no podemos fallar.
Una de las mayores quejas que hoy tienen los padres, es que les falta tiempo para cumplir con sus responsabilidades laborales y a la vez dedicarle tiempo a los hijos y a la familia. Frente a este escenario, la vida social, los momentos de ocio y de descanso quedan en el último lugar de las prioridades, generando frustración e incluso algunos trastornos del ánimo.
Esta situación -donde sentimos que nos falta tiempo- afecta principalmente a las mujeres, ya que suelen cargar con la mayoría de las tareas del hogar. Sin embargo, con el tiempo esto también repercute en el núcleo familiar, las relaciones de pareja y el desarrollo personal, por eso es importante no pasarlo por alto.
Debemos reconocer que existen algunos aspectos de nuestro trabajo sobre los que no tenemos inferencia, como el horario de entrada y salida o el tiempo que nos toma el ir y volver a nuestros hogares. En estos casos, es mejor enfocarse en lo que sí está en nuestras manos para comenzar a tomar decisiones que permitan generar algunos cambios positivos.
Algunas de las cosas que podemos hacer para manejar mejor este escenario demandante incluyen el dividir las labores del hogar, incluyendo a los hijos en tareas de orden y limpieza, aprovechar los fines de semana para pasear en familia, permitirse un tiempo para leer un libro o ver una película tranquilo y dejar un día a la semana para compartir con los amigos. Estas simples acciones las podemos implementar para el cuidado tanto de nuestra salud mental como de las relaciones familiares.
Es importante entender que, para lograr el equilibrio entre la vida familiar y el trabajo, el rol de las empresas es crucial, ya que son ellas las que pueden implementar cambios que ayuden a mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Hoy, la invitación es a hacernos cargo de los aspectos sobre los que podemos decidir, a darle una vuelta a las acciones cotidianas y ver cómo podemos ajustarlas para encontrar el equilibrio que nos permita responder y cumplir con todas nuestras responsabilidades con mayor tranquilidad.