Después de un asalto, accidente o situación de peligro, muchas personas pueden entrar en estado de shock o de angustia. Sin embargo, si reciben una adecuada contención emocional, pueden superar ese difícil momento de mejor forma y no arrastrar secuelas a futuro.
En un momento de crisis o emergencia, podemos ofrecer los llamados primeros auxilios psicológicos a una persona que esté emocionalmente afectada. De esta forma ayudamos a aliviar sus síntomas de angustia.
Todos podemos actuar a tiempo
Los minutos posteriores a una situación traumática son cruciales para el afectado, y lo que se recomienda es dar apoyo de inmediato para que pueda superar de mejor forma lo ocurrido e incluso prevenir traumas a futuro.
La ventaja de esta técnica es que puede ser aplicada por un familiar, un amigo o incluso un desconocido que haya presenciado la situación de emergencia. No es necesario tener conocimientos previos de medicina, psicología o psiquiatría; lo que se requiere es tener la voluntad de apoyar y escuchar al otro, sin emitir juicios y con calma. Este primer contacto es el que ayudará a disminuir el dolor o miedo del afectado.
¿Cómo puedo dar los primeros auxilios psicológicos?
Para apoyar emocionalmente a alguien que ha sufrido una situación difícil, te entregamos los siguientes tips:
- Ofrece apoyo incondicional: No ridiculices ni culpes a la persona por sentirse como lo hace, ni tampoco la abrumes con tu compasión, ya que podrías incomodarla aún más. Muéstrate interesado en ayudar, hazlo con palabras o con un gesto de amabilidad.
- Escucha todo lo que el otro tenga que decir sin interrumpir: Aun cuando la persona hable muy rápido, no entrelace bien todos los hechos e incluso no pueda describir cómo se siente. Tampoco trates de comparar su situación con algo que te haya ocurrido, sólo deja que se exprese.
- Muestra interés por lo que ha sucedido: Ten en cuenta que tu expresión corporal también es importante. Si te acercas a ayudar a alguien, míralo de frente y préstale toda tu atención.
- Transmite seguridad: Hazle saber al otro que estás ahí para acompañarlo y ayudarlo y que puede contar contigo en ese momento.
- Sé empático: Si logras ponerte en el lugar del otro entenderás mejor lo que quiere expresar. No juzgues lo que siente o la forma en la que se comporta.
- No obligues a la persona a que hable de lo que sucedió: Respeta los tiempos y silencios del otro. Quizás sólo requiera compañía y no precisamente contar lo que ocurrió.
- Evita pedir detalles: Mejor pregúntale cómo se sintió y cómo enfrentó el suceso. No indagues en aspectos que no son relevantes.