En la actualidad, el sector agrícola es uno de los más expuestos a los riesgos por manipulación y uso de plaguicidas. Es por eso que el trabajo con estas sustancias debe realizarse de manera adecuada para evitar los efectos tóxicos que tiene la exposición a ellas.
Los plaguicidas son aquellas sustancias -puras o mezcladas- destinadas a prevenir o controlar plagas de origen vegetal o animal. Además, también existen elementos destinados a la regulación de crecimiento de las plantas, o a tareas como desfoliar o desecar.
Estas sustancias pueden ingresar a nuestro organismo ya sea por estar en contacto con la piel, nuestras vías respiratorias, digestivas u oculares. En casos especiales, incluso pueden ingresar a través de heridas expuestas, provocando intoxicaciones cuyos síntomas pueden variar dependiendo del tipo de exposición, volumen, tiempo, entre otros.
En Chile, más de la mitad de las intoxicaciones graves son producto del contacto con compuestos organofosforados y carbamatos, los que usualmente se pueden encontrar en grandes concentraciones en plaguicidas desinhibidores de la colinesterasa.
Una intoxicación aguda ocurre cuando nuestro cuerpo recibe una alta cantidad de sustancias tóxicas de una sola vez, suficientes como para desarrollar una patología. Este tipo de casos son los que requieren mayor atención y sus síntomas dependerán de factores como el tipo de plaguicida usado, la vía de entrada, la susceptibilidad del intoxicado, la concentración de la sustancia y el tiempo de exposición.
En el caso de las intoxicaciones crónicas, estas surgen cuando nuestro organismo asimila pequeñas cantidades de sustancias tóxicas durante un periodo más extendido de tiempo, lo que provoca una acumulación de elementos dañinos en el cuerpo a una velocidad mayor de lo que este puede eliminarlas.
Aunque los síntomas de la intoxicación siempre estarán relacionados al tipo de sustancia que la provoque, en términos generales el cuadro puede presentar una combinación de los siguientes signos:
Las personas intoxicadas también pueden presentar reacciones localizadas, como erupciones cutáneas, irritación ocular, tos y dificultades respiratorias, además de problemas digestivos, alteraciones neurológicas, entre otros.
En 2014, el Ministerio de Salud implementó el “Protocolo de vigilancia epidemiológica de trabajadores expuestos a plaguicidas”, con el propósito de proteger la salud de los trabajadores expuestos a este tipo de sustancias y que constituyen el grupo de riesgo.
Gracias a este protocolo fue posible unificar las acciones preventivas a nivel nacional, tanto en vigilancia ambiental como en trabajadores expuestos. De esta manera, el MINSAL entrega un conjunto de directrices y obligaciones que están dirigidas a las empresas y los organismos administradores de la Ley 16.744, como por ejemplo, las mutualidades.
Para apoyar a las empresas en el cumplimiento de este protocolo, la ACHS cuenta con diversas herramientas prácticas que pueden descargarse en nuestro sitio web.