En agosto de este año la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley que elimina la distinción entre obrero y trabajador. Esta medida permitirá igualar la calidad y oportunidad de las prestaciones que reciben los trabajadores afiliados al Instituto de Seguridad Laboral (ISL) y aquellos pertenecientes a la ACHS o a la Mutual.
La legislación actual hace diferencias importantes dependiendo de la mutualidad a la que esté adherida una persona. Si pertenece a la ACHS o la Mutual de Seguridad es calificado como “trabajador” o “empleados” y ante un accidente o enfermedad laboral, tiene la libertad de acceder a toda la red de prestadores con la que cuesta el sistema.
En cambio, quienes pertenecen al ISL son denominados “obreros” y no pueden acceder a libremente a la red asistencial, pues la normativa contempla que su atención está limitada a los establecimientos pertenecientes a los servicios de salud, hecho que además de ser discriminatorio, limita las posibilidades de una oportuna atención y mejor rehabilitación.
El proyecto aún se encuentra en discusión, pero de promulgarse, beneficiará a cerca de 350 mil trabajadores entre los que se encuentran principalmente, manipuladores de alimentos, temporeros y trabajadoras de casa particular.
El origen de esta distinción
El uso de un concepto u otro se debe a que antiguamente se establecía que aquellas personas que realizaban trabajos físicos eran obreros, mientras que aquellos que aplicaban una capacidad intelectual eran trabajadores.
Esta diferencia existió en nuestra legislación laboral hasta el año 1978, período en el que fue suprimida. Sin embargo, para efectos previsionales se mantiene hasta la actualidad y se encuentra consagrada en el Código del Trabajo.