De acuerdo a cifras del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, se estima que en nuestro país existen más de 200 mil niños y adolescentes que participan de manera activa en el mundo laboral.
A pesar de los avances que se han logrado en nuestro país en materia de seguridad laboral, aún existe una deuda pendiente con la infancia, especialmente con los niños que, a pesar de existir leyes que protegen del trabajo infantil a los menores de 15 años, se deben desempeñar en el mercado laboral.
Para los jóvenes de entre 15 y 17 años, nuestra legislación permite un formato de trabajo protegido, con una jornada que no debe superar las ocho horas diarias, un máximo de 30 a la semana y con contrato registrado en la Inspección del Trabajo. La Ley además establece que el trabajo a desempeñar debe ser una labor liviana que no perjudique la salud y desarrollo del menor.
Según la Ley 20.189, para que un adolescente pueda trabajar debe contar con la autorización expresa del padre, la madre o tutor legal, certificar la continuidad en los estudios y además este reglamento establece la prohibición de labores nocturnas (22:00 pm – 07:00 am), trabajos peligrosos, en contacto con sustancias tóxicas y cualquiera que implique tomar decisiones relevantes, entre otros requisitos.
Pese a ello, entre 2008 y 2012, solamente a la Asociación Chilena de Seguridad, es decir, sin contar a las otras mutualidades ni al ISL, ingresaron 4.117 adolescentes accidentados, lo que implica un promedio de 823 casos cada año.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó a partir del año 2002 que cada 12 de junio se conmemoraría el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, como una forma de rechazo ante esta realidad que afecta a cerca de 215 millones de niños y niñas en el mundo.
En Chile contamos con una de las cifras más bajas de empleo juvenil a nivel regional. Sin embargo esto no deja de ser preocupante, especialmente al considerar que al 2018 se calcula que el 41% de los niños trabajadores tienen entre 5 y 14 años, por lo que trabajan de manera ilegal. Este tipo de datos presenta una oportunidad para detenernos especialmente en el trabajo de adolescentes: menores de edad, en su mayoría hombres, procedentes de zonas rurales, que se desempeñan en el comercio o la agricultura. La mitad lo hace en condiciones de riesgo y una proporción similar abandonó sus estudios, mientras que un 40% tiene atraso escolar.
El trabajo adolescente es una realidad difícil de visibilizar. Debemos considerar que las empresas cuando cotizan el seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, lo hacen con el RUT y el nombre del trabajador y no con la fecha de nacimiento. Gracias a estos datos es que nos enteramos de la existencia de los adolescentes trabajadores; únicamente cuando requiere atención médica. Eso, sin hablar de los casos fatales. Esta carencia de información dificulta la tarea de hacer prevención, pues nos enfrentamos a un segmento de la población laboral de la que no se tiene total conocimiento.
Frente a esto, el año 2010 la ACHS implementó junto con la OIT el programa “Protección del adolescente trabajador”, una iniciativa expuesta en las ciudades de Ginebra, Washington, Buenos Aires y Bogotá. En 2012, Acción RSE y Pacto Global se sumaron para crear la Red Chilena Contra el Trabajo Infantil y Protección del Adolescente Trabajador, donde participan empresas como Telefónica, Sodimac y el Banco Itaú.
Uno de los últimos esfuerzos significativos es el plan para erradicar el trabajo infantil promovido por la Subsecretaría del Trabajo, también conocido como Programa en Contra del Trabajo Infantil, el que busca terminar con esta triste realidad hacia el año 2015.
Como vemos, es necesario continuar haciendo todos los esfuerzos necesarios para proteger a los jóvenes y niños, para quienes trabajar puede ser una opción, pero en muchos casos es una necesidad o incluso una obligación impuesta por los adultos a su cargo. Sin embargo, estas acciones resultan ínfimas si no lo tomamos como una responsabilidad social, que requiere el trabajo de todos: autoridades, empresas, organismos de educación, organizaciones de trabajadores, padres y apoderados, entre otros.