Margarita Ducci, Directora Ejecutiva Pacto Global Chile ONU
Ponerse en el lugar del otro, cuidarse para proteger a los demás, aprender de esta crisis para repensar la sociedad en conjunto y reconstruir las confianzas entre los seres humanos. Este es el enunciado que ayuda a resumir la gran prueba que enfrentamos cada uno de nosotros, en un momento histórico y sin precedentes para la humanidad.
Hoy, valores tan importantes como la solidaridad, empatía y fraternidad cobran gran relevancia en momentos donde la emergencia sanitaria mantiene en vilo a gobiernos de todo el mundo y en los que la pandemia continúa extendiéndose bajo nuevas formas, letal e invisible, por cada rincón del planeta. La grave crisis ha destruido la economía, generando desempleo y golpeando a pequeñas y grandes empresas. Y aún no sabemos con certeza hacia dónde nos conducirá.
Es en este momento en el que debemos hacer una pausa, pensar qué podemos lograr aun a pesar de las dificultades, en qué punto estamos y qué hace falta para llegar a otro. Pacto Global de las Naciones Unidas ha hecho un permanente llamado a dar una respuesta corporativa a la pandemia, impulsando que todas las empresas tomen medidas colectivas para frenar el COVID-19 y se unan para facilitar la continuidad de los negocios. Todo esto con el objetivo de resguardar a las personas, poniéndolas en el centro y diseñando una estrategia con miras a la recuperación.
Hemos sufrido una transformación importante. En Chile y en el mundo muchas compañías saben que el trabajo a distancia se mantendrá o se adoptará una modalidad mixta. De hecho, según un estudio de las Universidades de Stanford, Chicago, y del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el 20% de los días laborales completos se trabajará desde la casa post pandemia. Un gran desafío para las empresas y la sociedad en su conjunto, que requiere grandes dosis de flexibilidad e innovación. El rol del mundo empresarial es vital para apoyar a sus colaboradores y velar por su salud, apoyando a toda la cadena de valor y haciendo lo posible para que se mantengan las fuentes de trabajo, entendiéndolas como pilar fundamental para el bienestar de las personas.
La compleja emergencia sanitaria requiere acción coordinada y un espíritu de cooperación genuino público-privado, para enfrentarla con acción y decisión. Si podemos unirnos en solidaridad para cambiar el rumbo de esta pandemia, seguramente también obtendremos lo que se necesita para recuperar lo que hemos retrocedido en las metas planteadas en la Agenda 2030 a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Debemos ser capaces de ponernos de acuerdo dejando de lado las legítimas diferencias, combatiendo unidos el COVID-19 y construyendo una recuperación sostenible. Esa será la única manera de derrotar a este enemigo invisible e inesperado que cambió el curso de la historia.