En el llamado “mes de la minería”, reconocemos la labor que realizan los trabajadores de este sector y la industria en general, aportando innovación, tecnología y dinamismo a la economía del país, aún en un escenario de alta complejidad.
En el difícil escenario actual y luego de casi dos años de crisis sanitaria, la minería es uno de los sectores económicos que ha mantenido su continuidad operacional de forma segura y eficiente. Miles de trabajadores y trabajadoras de la minería, son pieza clave de la economía actual de nuestro país.
En contraste con lo ocurrido con otros rubros, la industria minera ha expandido su dotación de faena en comparación al periodo previo a la pandemia. De hecho, según cifras de SERNAGEOMIN, en junio de 2021 la dotación total de la minería extractiva nacional llegó a los 266.463 puestos de trabajo, lo que representa un incremento de 4,6% en lo que va del año, y un 7,1% desde el período previo al inicio de la pandemia.
Esto demuestra que pese a las dificultades de la pandemia, el sector ha sido capaz de crear nuevos puestos de trabajo, movilizando a la economía y generando impacto positivo en ella. Sin embargo, este dato implica un mayor refuerzo en las gestiones preventivas que permitan que los trabajadores y trabajadoras desarrollen sus labores de forma segura.
Gestión de seguridad en la minería
Durante los últimos 30 años los accidentes laborales han disminuido a nivel mundial, pero aquellos incidentes de alto nivel potencial (IAP) han mantenido un nivel preocupante. En Chile los accidentes disminuyeron un 3% entre el 2017 y 2019, pero las fatalidades aumentaron en un 3,7%.
Si bien los datos representan a todos los sectores económicos, cabe destacar que la industria minera mantiene niveles de accidentabilidad muy bajos, los que son resultados de los esfuerzos e inversiones realizados en este tema, especialmente aquellos relacionados con la incorporación de tecnologías 4.0, lo que contribuye a reducir costos, exposiciones, tiempo y a hacer más eficiente y seguro los procesos. ¿El gran desafío que queda? Erradicar los IAP.
A partir de la investigación de estos accidentes, desde la ACHS detectamos variables que se repiten y que tienen que ver con un problema sistémico sobre el funcionamiento de las organizaciones. Si bien la industria ha logrado una estructura sólida de gestión en seguridad mediante cumplimientos normativos e inyectando recursos para posicionar el cuidado de las personas como eje estratégico, los estudios de cultura organizacional en seguridad que hemos realizado demuestran una brecha en la falta de visión compartida de seguridad y el ejercicio de liderazgo para modelar y moldear dicha cultura.
A esta realidad se sumó la pandemia, donde hemos observado patrones comunes provocados por COVID-19 que han favorecido este tipo de eventos. El estrés físico y mental genera distracción o preocupación de la tarea, y sumado a la fatiga por duración de la jornada, turnos, y presión; es un escenario idóneo para la ocurrencia de un evento fatal.
Abordar y resolver estas problemáticas es un enorme desafío preventivo que requiere un trabajo arduo y en conjunto. Nuestro objetivo siempre será seguir innovando y desarrollando herramientas que permitan impactar positivamente en su gestión. Con el mismo espíritu y dedicación que destaca a los trabajadores de este rubro, el compromiso que mantenemos es seguir acompañando y generando estrategias que permitan fortalecer su cultura preventiva. Cuentan con todo nuestro apoyo para que juntos trabajemos por una salud y seguridad de excelencia para todos los trabajadores.