Por María Cristina Betancour, gerente de Desarrollo de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI)
La minería es una de las pocas las actividades económicas que han podido mantener un ritmo de trabajo constante durante este último año, afectado enormemente por la pandemia del COVID-19. Pero no por eso ha estado exenta de desafíos. Las compañías mineras han hecho un gran esfuerzo adaptando sus protocolos para proteger la vida de sus trabajadores y entregar un ambiente seguro. Nuestras empresas y sus trabajadores han desarrollado una sólida cultura de seguridad y bien establecidas prácticas de trabajo, con procedimientos claros que incluyen controles de riesgos y gestión del cambio. Esto ha sido fundamental para establecer y cumplir estrictos protocolos sanitarios y un conjunto de otras medidas extraordinarias.
La prevención del coronavirus se hace en variados frentes, con distintas medidas complementarias, ya que no hay una forma exclusiva de evitarlo. Los cuidados han ido desde los más generales y que se aplican a toda la población, como el uso de mascarilla y el refuerzo de cuidados personales, hasta la disminución del personal en faena. La sanitización continua de las instalaciones y servicios de transporte, el uso de luces UVC —que es un tipo de rayo ultravioleta que se ha mostrado efectivo en la destrucción de virus y bacterias—, son algunos de los ejemplos de estas medidas complementarias utilizadas.
Los cuidados han ido más allá del personal de las mineras, debido a que se han constatado contagios en tiempos de descanso. Esto coincide con la observación de la autoridad sanitaria en relación a contagios en visitas familiares. Por ello, los cuidados son reforzados diariamente, tanto al personal como a sus familias y comunidades aledañas. Ejemplos de ello son la toma de PCR, las capacitaciones sobre estos cuidados básicos y el refuerzo del autocuidado.
Independiente de las medidas ya mencionadas, los desafíos continúan, tanto en términos de salud como de seguridad. Los controles de los tiempos de descanso de los trabajadores es uno de ellos. Pero entre los más importantes, sin duda, está el no descuidar, frente a las medidas por la pandemia, el control de riesgos críticos para evitar accidentes en faena. Otro factor importante para disminuir aún más el riesgo de contagio es que los trabajadores muestren disposición a vacunarse contra el COVID-19, ya que les otorga una mayor protección inmunológica.
En la prevención de accidentes laborales y enfermedades profesionales es importante que tanto compañías como mutualidades continúen trabajando juntas. El desafío es conjunto.