En menos de dos años hemos experimentado grandes transformaciones en nuestras vidas, que han tenido un alto costo para las personas.
Comenzamos con un estallido social, donde la polarización y una tensión constante provocaron un nivel de estrés y ansiedad esperable. A esto se suma la permanente sensación de incertidumbre instalada por la pandemia que, con la pérdida de empleos, deudas y el encierro, ha generado una mayor complejidad en la salud mental de la población.
Pero antes de las crisis social, sanitaria y económica, Chile ya lideraba ranking de enfermedades mentales con un 17,5% depresión, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2019. En este escenario la pandemia no hizo más que agudizar los problemas y las consecuencias aún son inimaginables para las personas, organizaciones y para la sociedad.
La última versión del Termómetro de Salud Mental realizado por ACHS y UC evidenció que las personas que teletrabajan han aumentado significativamente sintomatologías depresivas y de ansiedad. Sabemos que un regreso completo a la "normalidad" es poco probable, entonces, ¿de qué manera debemos preparar a los colaboradores para el futuro del trabajo?
Esto presenta un desafío importante para los líderes. No solo porque una de sus principales responsabilidades es crear las condiciones para que los trabajadores se desarrollen en sus espacios laborales, sino porque al cuidar la salud mental y el bienestar de sus equipos, se crea un efecto dominó en toda la organización, derivando en una mayor confianza, compromiso y bienestar psicológico. Por lo tanto, tener equipos sanos, significa tener equipos de alto rendimiento.
Más aún ahora que se acerca una “nueva normalidad”, que implica reabrir oficinas o adaptarse a nuevas modalidades de trabajo mixta en un contexto aún de incertidumbre.
Algunas iniciativas que pueden implementar las empresas según McKinsey “Mental health in the workplace: The coming revolution” es generar políticas y comités de bienestar compuesto por personas diversas de la organización. Con el objetivo de abordar el contexto de salud mental de los colaboradores y hacer seguimiento a las inicitivas generadas en la empresa como: estrategias comunicacionales, herramientas de asesoramiento online, espacios de contención, talleres y capacitaciones de psicoeducación, autocuidado, gestión de emociones, etc.
COVID-19 ha visibilizado la salud mental y debemos aprovechar esta oportunidad. Hoy es imperativo que todas las empresas contemplen esta materia como prioridad y cuenten con un plan específico “paso a paso” para cuidar el capital más preciado de las organizaciones: sus trabajadores.
Natalie Trajtman
Jefa de proyectos Personas y Trabajo
ACCIÓN Empresas