Violencia escolar: Hagámonos cargo desde el ejemplo

Durante las últimas semanas hemos observado un aumento significativo en la violencia y agresividad en el retorno a clases presenciales, en diversas comunidades educativas de nuestro país. Ante esto, buscamos entender qué ocurre, conversando directamente con las más de 230 profesoras y profesores de Enseña Chile en las 11 regiones donde trabajamos. Constantemente nos hemos preguntado qué está pasando y cómo podemos remediarlo y hemos llegado a algunas conclusiones.

Sin duda, parte de la respuesta está en la pandemia: casi dos años sin convivencia o interacción entre pares, altas horas de uso de mascarilla en la presencialidad, estrés en nuestros estudiantes y sus familias, las largas cuarentenas, el uso prolongado de pantallas y más. Si las niñas, niños y jóvenes pasaron dos años escuchando “no compartan nada con nadie”, “no se reúnan”, “estén lo más aislados posible”, es natural que hayan problemas de convivencia ahora que se ven enfrentados a volver a una rutina con su curso completo.

Pese a lo anterior, he conversado con diversos actores del sistema educacional y me he dado cuenta que la violencia ha aumentado de forma sostenida en el tiempo y no sólo por la pandemia. Ante esto me pregunto ¿qué más está gatillándola? Y, entendiendo que los estudiantes aprenden a través del ejemplo, lo siguiente es reflexionar si el problema es de las y los estudiantes o de los adultos que dan el ejemplo.

La violencia no es algo repentino, como el conejo que sale del sombrero del mago. Se siembra día a día y aumenta si no se ponen límites claros. Quizás la violencia ha sido más fácil de sembrar producto de las redes sociales y la falta de presencialidad, donde puede producirse la sensación de libertad a la hora de decir lo que se quiera a quien sea y sin filtros o aparentes consecuencias. Y precisamente por eso es la hora de poner una voz de alerta no sólo hacia niñas, niños y jóvenes, sino también hacia nosotros los adultos.

Por lo mismo, creo también necesario ver la oportunidad en el contexto que estamos viviendo. La Unesco define, en parte, educación de calidad como “aprender a convivir”. Ante esto, tenemos la oportunidad de recordar lo importante que es construir normas de convivencia, respetarlas y recordar el valor del respeto, teniendo en cuenta que aquello que se siembra, se cosecha. Comencemos por el ejemplo. Es también una manera de hacernos cargo de cambiar esta dura situación que enfrentamos como sociedad.

Tomás Recart

Director Ejecutivo de Enseña Chile